Bellezas naturales curiosas y la importancia de observar

15 de Julio 2015

El no saber observar o buscar puede significar perderse de espectáculos o curiosidades naturales que hacen que los viajes y tours alrededor de Guatemala valgan la pena. Es curioso que cada lugar posee atardeceres totalmente diferentes uno de otro.

Bellezas naturales curiosas y la importancia de observar

No basta con viajar para disfrutar de un destino natural, turístico o no. Es necesario saber ver y escuchar para sacar provecho de los viajes. Muchas veces pasan cosas grandes o hay paisajes y vistas impresionantes y no nos percatamos cuando lo único que necesitábamos era caminar unos minutos en los alrededores. En uno de mis viajes a Izabal, decidí caminar como usualmente lo hago, en busca de imágenes para capturar. Basta mencionar que luego de 8 minutos me encontraba caminando por el Puente de Río Dulce y pude capturar una escena que ha gustado a muchas personas que han visto la fotografía. Un padre y su hijo (es de suponer) cruzaban el puente mientras amanecía con el sol un poco alto según en esta perspectiva y los rayos del sol trazaban líneas entre las nubes.

No existen 2 amaneceres iguales

Amanecer en Izabal. Foto: Héctor Roldán.

Amanecer en Izabal. Foto: Héctor Roldán. En otra visita al mismo lugar, un poco más temprano, Izabal contó con matices de color totalmente diferentes. Y es un hecho, durante una mañana se pueden ver distintos amaneceres, igualmente en distintas visitas al lugar. Lo valioso es tener la voluntad de buscar. Regularmente en mis viajes prefiero acampar o incluso manejar durante la noche, sin embargo algunas veces el clima u otras razones obligan a hospedarse en un hotel. He podido tristemente ver que muchas personas que me han acompañado en mis viajes prefieren dormir hasta tarde o ver televisión cuando se encuentran en un hotel.

Sencillamente, quien se ha levantado de madrugada a buscar estas vistas no puede evitar levantarse temprano no importando el cansancio del viaje. Mucho más importante si uno viaja bien acompañado, es un pecado no llevar a la novia a disfrutar de una vista como esta o como otras que he presenciado. 

Claro que algunos lugares no son tan accesibles para visitar acompañado de esta manera pues requieren de esfuerzo, tiempo y condición física arriba del promedio, como este atardecer visto desde la Sierra de los Cuchumatanes en Huehuetenango, arriba de los 4,000 metros de altura sobre el nivel del mar. El clima frío y el silencio dan una excelente atmósfera para reflexionar. Especialmente la ausencia de gente en los alrededores acerca a cualquiera a la naturaleza, quitando de por medio cualquier distractor. Así como el que no arriesga no gana, igualmente quien no se esfuerza o no busca, no disfruta de vistas como estas. Bastante impresionante es mostrar las fotografías a amigos y amigas y ver sus expresiones de asombro al preguntar "¿dónde es eso?". Y al contarles se sorprenden aún más pues estuvieron ahi y ni se percataron...

Saber observar

Foto: Héctor Roldán.

Foto: Héctor Roldán. Muchas veces no es necesario viajar lejos o recorrer senderos escondidos para encontrar vistas naturales o atardeceres como este. Basta con ver hacia arriba y luego buscar un buen punto para tomar la fotografía o simplemente disfrutar el espectáculo. Este atardecer muestra líneas impresionantes saliendo de entre las nubes con el volcán de Agua al lado derecho. Los tonos azules son totalmente naturales y no utilicé ningún tipo de filtro. Esta fotografía fue tomada desde cerca de la base del teleférico en Amatitlán, a un costado del lago del mismo nombre.

No solo basta ver hacia arriba

Foto: Héctor Roldán.

Foto: Héctor Roldán. También al nivel del suelo se pueden capturar escenas curiosas como este ejército de hormigas de gran tamaño que merodeaban el Parque Nacional de Tikal. La cantidad y la rapidez con que transportaban la carga hacían que se vieran como una alfombra que se movía con voluntad propia.

Es posible encontrar en tikal, si se tiene paciencia, agujeros en el suelo que son residencia de tarántulas del tamaño de la palma de la mano. Todo reside en la importancia de caminar y saber observar, y aún así, viajando con colegas, uno muestra las fotos y preguntan sorprendidos "¿en qué momento pasó eso?".

Cosas grandes pasan frente a nosotros y no se gasta mucha energía en apreciarlas. Al final son estos detalles los que le ponen otro tinte a los viajes y anécdotas.

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