21 de Mayo 2022
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Mientras otros países disfrutan de una red ferroviaria activa, Guatemala aún lucha por desenredar nudos.
El tren se convirtió en piezas de museo (foto: Museo del Ferrocarril en Zacapa).
¿Por qué no tenemos tren activo en Guatemala? básicamente es extremandamente caro (quizá ni siquiera debiéramos seguir soñando con un tren), además, los intentos de implementarlo en Guatemala han estado plagados de dificultades, errores, y malas decisiones. Estas palabras se fundamentan en una serie de notas donde se cubre un resumen del contexto:
El tren es una rareza en Centro América y no somos los únicos sin tren. Además, no solamente han fallado las autoridades, yo agrego: también los usuarios abandonaron al tren pues nunca lo defendieron realmente si tomamos en cuenta cómo en Europa exigen servicio de trenes, demandan mejoras, y han estado dispuestos a protestar en defensa del tren (algo que realmente... no ha pasado en Guatemala). Mi conclusión específicamente personal: el guatemalteco promedio no sabe lo caro que es un sistema de trenes, y tampoco está dispuesto a pagarlo. Según las notas anteriores es válido preguntar:
¿Es realmente necesario un tren en Guatemala? ¿Tiene sentido?
Miguel Álvarez, historiador y docente guatemalteco, director del Museo de Historia de Guatemala, comenta que el tren decayó en general por desuso a partir de la construcción de la Carretera al Atlántico (Carretera Jacobo Árbenz) ¿Qué te parece? ¿responde esto a tus interrogantes?; al final un tren tiene un propósito con varios servicios que de cualquier manera requieren transporte adicional, mientras una carretera es multi-propósito, y viajar en auto/bus te permite llegar directo a la puerta de tu destino, mientras con un tren no. Y lo mismo aplica a la carga comercial.
- En la historia del tren de Estados Unidos, luego del inicio y punto más alto, en 1916 comienza la competencia de transporte y el declive del tren por la abundancia de alternativas como automóviles, camiones, aviones, etc., para 1960 el tren era considerado una pérdida de dinero, y no era la opción preferida.
Canadá vivió un capítulo similar luego de invertir en la red de carreteras causando que el tren no pudiera competir.
¿Qué tanto cambiaría el transporte en Guatemala con un tren activo? Los comentarios populistas de que es mucho más barato no son precisos, básicamente lo barato se deriva de la demanda, y en muchos casos los precios son subsidiados por el gobierno. Además, construir o reconstruir la red ferroviaria, y mantenerla: es una tarea que requiere un presupuesto altísimo. Mientras tanto, el tren y sus vagones solamente se utilizan en sesiones de fotos (bodas especialmente), y ocasionales paseos en fechas especiales.
Guatemala no tiene mentalidad ni cultura de trenes
Y difícilmente para mega obras en general, algo muy contrario pasa en naciones europeas.
Durante años, las historias del tren en Guatemala me hablaban de fechas y presidentes en una fría narrativa, y las noticias en periódicos giraban alrededor de la corrupción, promesas, contratos y concesiones fallidas.
Esto empuja al guatemalteco a siempre pensar en "culpas", y que la culpa es siempre de alguien más. Me llevó años leer más y darme cuenta de trasfondos que ignoraba: faltaba el ángulo de mentalidad y cultura. No existe una mentalidad que demande y valore mega obras, mucho menos el aceptar a nivel nación que estos proyectos son carísimos y requieren años de construcción y mantenimiento.
En Guatemala, la ciudad se comió al tren
Para terminar de agravar la situación, recuerda que en Guatemala particulares sin escrúpulos se han robado el metal de las vías para revenderlo, removieron la madera, y no falta quienes han sustraído las piedras debajo de los durmientes para construcción. Además, la ciudad no ha respetado los límites de las vías: absorbiéndolas con sus construcciones, asfalto, etc. creando conflictos de propiedad. Te recuerdo que el precio de un kilómetro de vía férrea asciende a millones de Quetzales.El tema de la pobreza (desafío de mentalidad)
Discusión eterna en Guatemala que sale a relucir cuando se propone cualquier obra, porque “los pobres sufren”, y de alguna forma se les quiere posicionar en lo alto de las prioridades. Esto no lo discuto pues no estoy en contra ni debato la empatía social, para nada. Pero, no está bien detener el desarrollo con un solo argumento. Mientras lees esta nota, recuerda que el lugar donde vives se construyó mientras "muchas personas vivían en pobreza", ¿debieras sentirte culpable? ¿dejar de vivir donde vives? ¿eres tú un motor de pobreza para Guatemala?; tristemente en el país existe una constante falsa dicotomía para contrastar cualquier tema contra la pobreza.
Una falsa dicotomía es, básicamente, establecer dos extremos opuestos, mutuamente excluyentes que no tienen relación legítima, y obligar un pensamiento de que, o existe una, o existe la otra, pero no ambas.
Construir un puente resulta fácilmente en: “
¿cómo? habiendo gente que muere de hambre en X aldea”; Si ahora estás pensando en pobreza y gente que muere de hambre: has caído en la trampa y será muy difícil conversar contigo, pero igualmente podría decirte: “¿vas de vacaciones al IRTRA/Canadá/Europa? ¿Pero cómo? ¡habiendo tanta gente muriendo de hambre!”. Quizá debieras quedarte en casa, o renunciar a tus vacaciones. La realidad es que hay temas que no se deben mezclar, y eso no implica falta de empatía social.
Siempre me resultó confuso escuchar a guatemaltecos retornar de sus viajes a USA o Europa hablando de las enormes carreteras y magníficos trenes, pero en Guatemala se resistían a la construcción de carreteras.
Recuerdo que durante el gobierno del ex presidente Arzú hubo mucha discusión sobre la construcción de carreteras, y nuevamente contrastaron el tema contra la pobreza “¿de qué sirven las carreteras si la gente muere de hambre?”, decían. Intenté explicar a varias personas que sin carreteras no se puede llevar salud, educación, medicinas, productos, servicios, o materiales de construcción para los hospitales que tanto insisten; pero pocos lo comprendían. Simplemente era una pelea personal contra una figura pública. Hoy, muchos que protestaron por la construcción de dichas carreteras las disfrutan cada fin de semana o etapa de vacaciones cuando abandonan la ciudad y viajan al interior, se olvidaron de su lucha contra las carreteras, o quizá finalmente comprendieron que son vitales para el desarrollo de un país.
Recuerdo durante esa época personas decir con cinismo: ¿acaso los pobres van a comerse el asfalto? Debiéramos aprender a luchar por el desarrollo, y aprender a proteger el patrimonio.
Esto contrasta con lo que he presenciado en Guatemala, por ejemplo: protestas contra el servicio de buses donde en descontento procedían a quemar los buses nuevos (¿?), y nos quedábamos entonces con los buses viejos. Sin comentarios, verdaderamente sin comentarios.
Tristes conclusiones
- Lamento mucho no haber encontrado una historia del tren en Guatemala que fuera clara y lineal, esto refleja lo poco importante que ha sido el tren para diversas generaciones.
- Me parece triste que el sitio web de FEGUA a la fecha de redacción de esta nota, no tenga tiene un apartado para historia, información y concientización. Y la sección de noticias es un conjunto de notas externas de artículos en otros sitios web.
- Es muy negativo que al hablar de una carretera, o puente que nos resulta útiles, muchos guatemaltecos se quedan pensando en el nombre del gobernante con una actitud de rechazo total, política aparte: es una actitud retrógrada.
- Es alarmante que profesionales y estudiantes universitarios parecen desmayarse ahora con dos párrafos de texto porque se ha perdido el interés académico y la capacidad de lectura, síntesis y comprensión.
Con esta nota, finalización de la serie, cerramos el capítulo de qué pasó con el tren en Guatemala.
Si gustas investigar más, las fuentes utilizadas para esta nota de varias fases son:
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