15 de Julio 2015
¿Te dan ganas de atrapar hasta las lagartigas en la montaña? El instinto de caza sigue vigente en nuestros genes luego de miles de años de supervivencia. Finalmente la naturaleza versus el ser humano nos impone un reto fascinante: los pésimos y los buenos cazadores.
¿Alguna idea de qué especie será esta? Si a pesar que amas la naturaleza has sentido ganas de perseguir y capturar esos ejemplares naturales, es por tu instinto de caza que sobrevive en los genes luego de miles de años. Este instinto nos separa del resto de seres humanos porque nace de la genética y de un mecanismo hormonal... sí, prevalece un complejo sistema de reacción-motivación y los instintos de proveedor-cazador.
Como montañistas hemos estado en distintas circunstancias y sobresale algo sorprendente: los grupos se dividen entre quienes solo ven y quienes observan. Quienes saben observar manifiestan una agilidad visual y mental capaz de predecir la trayectoria y recorrido de animales que huyen o se dirigen hacia el grupo. Una agudeza de oído capaz de detectar ruidos en desplazamiento. Y sobre todo, una mayor sensibilidad en la visión periférica para el movimiento y para la visión en poca luz.
Todo esto sobrevive como ventajas y beneficios de una herencia genética y de "distinta" (superior diría yo) actividad hormonal. Todo esto se puede aprender y entrenar, pero hay quienes lo traen activo.
En la vida moderna del montañista
Quizá son pocas las veces en que un montañista deberá cazar para comer, pero sin duda cuando el escenario se presenta fortuitamente en un viaje a la montaña, sentimos ése deseo, esa concentración y ansiedad por capturar. Aún es evidente aquí la subdivisión de DOS grupos más. El cazador que ataca con una lanza y a gritos de histeria y el que calla y camina sigilosamente.
Digamos que al primero su presa lo ve y lo escucha desde lejos y no es el mejor ejemplo. El segundo sin embargo siempre caza la mejor presa porque es paciente y combina inteligencia con instinto. Este creo es el montañista moderno.
Montañista moderno = montañista modelo
Como los montañistas somos "bien de al pelo", sabemos respetar a la naturaleza y controlamos nuestros instintos, de manera que si vemos un animal que podemos capturar, lo pensaremos DOS veces. Sí, porque respetamos a la naturaleza y no vamos a documentar nada par aun canal de televisión, sabemos que podemos lastimar al ejemplar o bien conseguirnos una mordida infecciosa. También es bieeen fácil el lastimar a un animalillo preñado o cargado de huevecillos y así arruinando un proceso delicado de semanas o meses. En resumen: no fastidiamos a la naturaleza. El montañista moderno no renuncia a su instinto cazador y cazará cuando sea necesario, cuando su vida dependa de ello para alimentarse y no por fastidiar.
Agua que no has de beber... déjala correr
La montaña tiene un balance más delicado y complejo de lo que podemos comprender. Ahora se sabe que la presencia de luciérnagas indica un ecosistema libre de contaminación, así como la presencia de ciertas ranas. La comunidad científica aún está aprendiendo.
En la foto presentamos un pequeño ejemplar que vimos en el volcán de Fuego. Inofensivo y "mansito" (o mansita) si se le trata adecuadamente. Esto no lo hacemos con frecuencia si no los vemos de lejos, pero así es más fácil que uds lo vean para que no tengan necesidad de atrapar uno.
Curiosamente, este como que "nos conocía" porque se dejó tomar suavemente y posó para varias fotografías. Luego se fue caminando tranquilamente. Naturalmente, como toda su familia, si es perseguido y atrapado, puede desprender su cola, que se quedará moviéndose en el suelo como un señuelo para el depredador mientras escapa. Su cola vuelve a crecer con el tiempo, es su método de defensa.
No son juguetes NI MASCOTAS
Si te encuentras un animalín por ahi, déjalo. Es increíble que suponen un reto reproducirlos o mantenerlos vivos en cautivero, sin embargo sobreviven a bruscos cambios de temperaturas y lluvias torrenciales en los volcanes. Dejémolos en su casa.
JorgExtremo
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