02 de Septiembre 2019
El Convento de Capuchinas fue construido de 1731 a 1736 bajo la dirección de Diego de Porres. Es al día de hoy uno de los monumentos arquitectónicos más importantes de La Antigua Guatemala, y como otros: sorprende por los usos que se dio a sus instalaciones luego de los terremotos que dañaran múltiples estructuras en la Ciudad Colonial.
En 1773 un terremoto dejó en ruinas a La Antigua Guatemala y se ejecutó la migración de la ciudad a un nuevo sitio: el Valle de la Ermita. El abandono de la ciudad colonial fue paulatino, y el Convento de Capuchinas no fue la excepción. Para 1814 el complejo pasó a propiedad particular y luego de ser un convento de noble labor, fue destinado al secado de café en sus patios y también a funciones de tintorería. Esto naturalmente deterioró aún más la construcción.
Capuchinas no fue la única estructura religiosa utilizada para otros fines luego de los terremotos, varias terminaron albergando ganado, como el caso de las Ruinas de San José el Viejo.
Segundo nivel de Capuchinas.
En 1972 el Comité para la Conservación de La Antigua Guatemala tomó posesión de las instalaciones y ubicó su sede en el Convento. Desde entonces se han realizado diversas labores de restauración. Ahora el Convento se ha convertido en museo de arte colonial y de imágenes religiosas abierto al público, devolviendo la dignidad que ostentaran sus muros y salones.
El Convento de Capuchinas es único en el mundo y no existe otro convento de forma circular. Además y se le considera históricamente el primer edificio de "apartamentos" por la distribución de las celdas para las monjas así como el sistema de irrigación y drenajes. Curiosamente las celdas para las religiosas contaban con área privada de estudio cada una, y también con su propio retrete.
Sin duda la belleza de este sitio habla por sí misma: una visita obligatoria cuando visites La Antigua Guatemala. Sus instalaciones están abiertas para el público en general con acceso al museo y ruinas.
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