Ruinas del Convento e Iglesia de La Recolección

04 de Febrero 2020

En 1685 llegaron dos frailes recoletos a Guatemala, uno de ellos solicitó la licencia correspondiente para fundar un convento de padres misioneros. Pronto llegaron cuatro misioneros más y todos se albergaban en El Calvario en espera de la aprobación para el templo, pero la misma fue negada. A esa fecha la cantidad de congregaciones religiosas en La Antigua Guatemala era abundante.
Ruinas del Convento e Iglesia de La Recolección

Difusión en lugar de asentamiento

Durante la época ante la abundancia de religiosos estableciéndose en la ciudad colonial, las autoridades reaccionaron con un plan de movilidad: presionaron para mantener a las órdenes religiosas compactas, con pocos integrantes y con la premisa de distribuirse por el territorio en lugar de asentarse en un solo lugar. De este modo los misioneros serían de tipo ambulante y no requerirían de un templo en La Antigua Guatemala.

Sin embargo la nobleza mostrada por los recoletos que vivían humildemente y en base a limosnas, hizo que la comunidad de eclesiásticos concediera apoyo y patrocinio, emitiendo entonces la Cédula Real el 16 de julio de 1700 para fundar el Colegio de Cristo Crucificado de los Misioneros Apostólicos. José de Porres dirigió la construcción del templo.
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El templo fue finalizado e inaugurado en 1717, pero un terremoto próximo lo dejó en ruinas. Se iniciaron trabajos de reconstrucción pero otro terremoto en 1751 azotó de nuevo. La congregación se mantuvo operativa dando lugar a un templo de grandes dimensiones, con una sacristía que superaba a todas las de La Antigua Guatemala. Durante los años de funciones realizaron gran obra entre los indígenas.
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En ruinas y depredado

Finalmente los terremotos derribaron el templo pero no a las proporciones de destrucción que se aprecian hoy en día, el deterioro es el resultado de la remoción de restos para destinarlos a la construcción, además que el terreno fue utilizado como sede de ferias, guardar carretas, e incluso ubicar una fábrica de jabón. Como capítulo dramático final, se dice que se emplearon cargas de pólvora para derribar el resto de columnas y bóvedas para reducir riesgo de derrumbes, pero también para impedir futuros intentos de reconstrucción cuando se ordenó abandonar la ciudad.

La entonces Ciudad Capital de Guatemala fue trasladada al lugar que ocupa hoy. Durante esta fase muchos pobladores rehusaron movilizarse y por ello se tomaron medidas drásticas para desanimar cualquier reconstrucción.
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Al hablar de ruinas de un templo pensamos en los restos del mismo, pero olvidamos la oportunidad que nos ofrece para ver de cerca el techo y muros que de otra forma solo podríamos ver de lejos.

Detalles que nos revela este conjunto de ruinas

El sitio es amplio, un atrio bastante grande, de los mayores de La Antigua Guatemala. La entrada a la antigua construcción se hace por un arco que permanece en pie y revela dentro del reciento los enormes bloques que formaran techo y muros. La sensación de pequeñez propia es lo primero que resalta al ingresar teniendo enfrente bloques de ladrillo y mortero del tamaño de un automóvil.

La disposición de unas escalinatas (originales y propias de la construcción antigua) permiten subir a varios de los bloques macizos que permanecen en el suelo. No existe mejor forma de apreciar la proporción. Ya al alcance de la vista es evidente que la altura de los templos implicaba relación con el ancho de los muros que los sostenían, ya que no era habitual utilizar hierro en la estructura. Esto mismo limitaba la forma y resistencia del edificio final.

El detalle más dramático

Es interesante y revelador pararse junto a los enormes bloques y considerar lo que fue verlos caer durante un terremoto, recordemos que al momento de los mismos estos edificios se encontraban habitados y en funciones.

No todo es destrucción

Un lateral del templo permanece en pie y equivale en tamaño a una fachada de iglesia moderna, es de singular tamaño.

El complejo cuenta con un área agradablemente jardinizada que permite ver pasar el día de forma apacible. Las Ruinas del Convento e Iglesia de la Recolección permanecen abiertas de lunes a domingo de 9:00 a 17:00 horas. Se encuentra ubicado en el noroeste de La Antigua Guatemala a unas 8 cuadras del Parque Central.

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