24 de Febrero 2016
Invierno: se oscurece el cielo, soplan frescos vientos y comienza a llover. Algunos evitan salir, refugiados en casa o atrapados en el tráfico. ¿Por qué no salir a lugares con luz y color? tardes románticas dirían algunas: en La Antigua Guatemala.
Qué tal un café de la montaña, uno Antigua, o quizá con otro sabor como los de Hueuetenango, y ¿Verapaces? Las calles empedradas se flanquean con casas antiguas y cada tanto un café, un bar, un restaurante. Bastan 25 pasos para disfrutar de helado, café, té y postres antigüeños.
El invierno inicia regularmente con lluvias de mayo que van disminuyendo en cuanto se acerca noviembre, mes de cielos despejados y atardeceres llenos de colores. En Guatemala las lluvias se viven prácticamente de 3 formas: las puntuales en que llueve y luego se detiene, las lloviznas ocasionales, y cuando llueve sin parar de un día al otro. Éstas últimas son menos frecuentes conforme nos acercamos a noviembre. La Antigua Guatemala es un excelente destino fotográfico donde muchos han iniciado su práctica en la profesión, la mayoría de día, son comunes las asignaciones fotográficas acerca de detalles, puertas y arquitectura.
De noche la Catedral de San José es la primera en revestirse de luz y
color, y destaca atrapando la vista de los turistas al frente.
En mi caso junto a otros fotógrafos casuales, comenzamos de noche la aventura fotográfica (hace muchos años). El horario de trabajo solo facilitaba visitar la ciudad colonial por las noches o los fines de semana. Más difícil, sí, más apremiante, también. El trabajar con menos luz obliga a utilizar trípode o aprender a manejar bien encuadres, aperturas, tiempos, etc. Y sobre todo las personas conocidas en el camino durante noches de llovizna fue también diferente.
Cuando llega la lluvia la gente corre y tapa sus cabezas...
... lluvia, no me importa, brilla, el clima está bien ...
The Beatles / Rain
Todos tenemos gustos diferentes. La Antigua Guatemala es más tranquila de lo común en tardes de lluvia. Igualmente con el frío y frescura que trae el agua, sabe mejor el café, o el chocolate caliente acompañado de postres o pan antigüeño. Es y ha sido durante años, una opción para renovar la práctica fotográfica, para compartir y para relajar la mente.
Para compartir con la familia es ideal, o con la pareja, hay menos distractores, las tardes son más íntimas y está ése sentido de unión que solo la lluvia parece brindar.
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