15 de Julio 2015
Subir por tu cuenta un volcán, sin más compañía que los pensamientos dentro de tu cabeza, sorprende a muchos aunque para el gremio de montañistas es ya algo normal. Este gigante de 4,220 metros sobre el nivel del mar, el Volcán Tajumulco, es la cima más alta de Centro América y subirlo en solitario, como otros volcanes, es ya una meta cumplida.
Vista del Tacaná desde Tajumulco
El gigante más alto de Centro América, el Volcán Tajumulco. Si has subido algún volcán, de seguro ya has visto al volcán Tajumulco desde otras cimas. Éste se ve desde el popular Volcán de Agua y Acatenango. No tiene una forma precisamente puntiaguda que se traduzca en terrenos sumamente empinados, más bien, tiene una forma tendida, lo que significa largas caminatas.
Se encuentra en San Marcos, vecino del segundo más alto de Guatemala, el Volcán Tacaná. Para llegar debes tomar la carretera Interamericana, pasar por Sololá, Quetzaltenango y finalmente llegar a San Marcos. Desde ahí continúa hacia el poblado de Tajumulco, después de San Sebastián. Puedes llegar en auto o en bus. El recorrido está lleno de paisajes que por sí mismos hacen valer la pena el viaje. Pronto comenzarás el ascenso por una carretera llena de curvas. Finalmente se termina el asfalto y comienzas a acercarte al famoso “Crucero de Tajumulco”. En este lugar convergen diversos buses que transportan a los locales.
Bueno, se terminó el camino sobre ruedas, desde ahí puedes comenzar el ascenso. De hecho hay varias rutas pero te recomiendo esta.
El paisaje es una joya, durante todo el trayecto. Primero escuché las acostumbradas preguntas “¿y va solo usté?”, - claro -, contesté. Pero esta vez, luego de haberme topado con varios pobladores amables, escuché la frase “si no fuera porque tenemos que dejar esta carga allá en el pueblo lo subíamos de una vez”.
Finalmente comencé temprano por la mañana, eran las 9:00AM. Me habían comentado que dos horas y media eran suficientes para llegar a la cima si uno estaba en forma. Hace poco había subido como tradición el Volcán Acatenango y el volcán de Agua, así que estaba preparado. La idea era acampar, pero viendo que la dificultad era poca, y el tiempo, preciado para continuar mi viaje, decidí subirlo de asalto, es decir, subir y bajar en el mismo día.
Seguí los senderos y encontré a varios grupos descendiendo. El cielo estaba totalmente despejado. Acostumbrado ya a no ver la cima de los volcanes durante el ascenso por diversas razones, éste ascenso fue especial. Podía ver tan cerca la cima.
Cabe mencionar algo sumamente importante... debido a la altura y a lo despejado, los rayos ultravioleta castigan la piel con más dureza, por lo que es recomendable protegerse con bloqueador, o preferiblemente, con ropa manga larga. Los lentes oscuros son igual de recomendables, pues los ojos son sumamente sensibles a los rayos ultravioleta.
Finalmente comienza la vegetación y las huellas en los senderos ya no eran evidentes. La ruta es una total S, subes, cruzas a la izquierda y luego retornas a la derecha... yo decidí cortar... gran error... ja ja ja (pero acá fue donde se puso interesante el viaje). Corté en línea recta hacia la cima y por ende, me encontré con diferentes cortadas que me obligaban a subir y bajar buscando la parte más “amable” para cruzarlas.
El bosque de pinos es francamente un paraíso, si alguna vez vas te darás cuenta que dan verdaderas ganas de quedarse a vivir ahí. Subí a paso ligero pretendiendo hacerlo en un buen tiempo, pero el reloj me decía que ya llevaba demasiado ahí metido. Comencé a desesperarme por lo largo del camino y que la cima se veía siempre a la misma distancia. Llegué a los pajonales y para mi sorpresa, si ves entre ellos, tienen hielo en sus bases.
Para no alargar la historia... decidí subir más rápido y cortando de regreso al camino de la izquierda, lo cual fue un alivio. Ahí encontré a un montañista un poco cansado pero TAN DESESPERADO como yo ja ja ja. Era un colega mexicano que también había subido en solitario. Descansamos un momento y alcanzamos la cima, que ya estaba cerca. El terreno rocoso se adorna con manchas blancas de hielo que se forma en sus paredes.
Nuna he tenido problemas con la altura, lo comentamos, ni él ni yo. Pero por primera vez comenzamos a toser un poco. Una tos seca. Esto se debe a la gran altura, el aire con poco oxígeno, tremendamente bajo en humedad y la baja temperatura. Esto deshidrata rápidamente. La tos desapareció.
Tristemente la cima estaba nubosa, a la izquierda se avecinaban unas nubes que anuncian el frío, por lo que decidimos bajar inmediatamente. Mis planes eran hacer por lo menos las 2 horas y media exactas... hice 3 horas y media. Le confesé lo queme había pasado y que la ruta que había seguido era larga y difícil, así que le agradecería me contara cuál era la correcta. Para mi sorpresa a él le pasó lo mismo. Yo subí muy alejado hacia la derecha del camino correcto. El subió demasiado a la izquierda del camino correcto...
Vista desde la cima del Volcán Tajumulco. Comenzamos a bajar hasta donde el camino era evidente y a partir de ahí, una espesa (y recalco ESPESA) niebla nos atrapó. La vegetación escondía las huellas y conversando de nuestros ascensos y cimas en solitario, bajamos tranquilamente, pero acelerando el paso. La luz comenzaba a ser escasa y como ambos subimos de asalto, nuestras provisiones eran ridículamente bajas.
Encontramos a un par de personas subiendo y les apresuramos por el clima. Finalmente, debido a que las condiciones fueron difíciles, la visibilidad nos impidió ver los caminos... finalmente llegamos a la carretera y... paramos como 8 kilómetros lejos de donde comenzamos a subir. Por lo menos ya conocíamos dos rutas distintas del mismo volcán... no pudo ser mejor.
Explorador
Lee más publicaciones de: Volcanes