Ascenso al volcán Acatenango

17 de Julio 2015

En el montañismo todos tenemos cumbres preferidas y sin duda, el Acatenango es un volcán incomparable. Posee una vista impresionante desde la cima y representa un reto interesante.

Vista del Volcán de Agua desde el Acatenango. Foto: Will Enríquez.

Vista del Volcán de Agua desde el Acatenango. Foto: Will Enríquez.

El volcán Acatenango es uno de los más altos de Guatemala, para ser precisos, el tercero. Con 3,975 metros sobre el nivel del mar proporciona un buen reto para los montañistas.

Tiene varias rutas para el ascenso, las más conocidas son la "conejera", que es de nivel intermedio, un poco larga. La otra, mi preferida, es la ruta de los "cazadores". Este camino es bastante empinado pero es más corto, sin embargo su inclinación requiere un poco más de esfuerzo.

Se le llama así porque es frecuente encontrar en sus caminos, grupos de cazadores locales, quienes cuentan que en el pasado era más frecuente encontrar coches de monte y venados en las faldas del volcán.

Se encuentra ubicado entre Chimaltenango y Sacatepéquez.
Héctor, Alberto, Will y Edgar en las faldas del Acatenango.

Héctor, Alberto, Will y Edgar en las faldas del Acatenango.

Para llegar se debe viajar desde La Antigua Guatemala hacia Ciudad Vieja y a partir de ahi, se toma la carretera hacia Escuintla. Se llegará a un cruce bastante obvio con un campo de futbol.

Ahi se cruza a la derecha y este camino se convierte en un tramo de terracería que lleva directamente a las faldas del volcán.

En esta ocasión era mi tercer ascenso y nos dirigíamos en un grupo de cuatro decididos a conquistar la cima una vez más.

Comenzamos el ascenso bastante tarde sin problemas, ya en una ocasión lo subí de noche y aunque más difícil, igual me motivó a regresar.
Foto: Will Enríquez.

Foto: Will Enríquez.

El paisaje es interesante durante todo el camino, incluyendo el bosque y los senderos.

El clima nos favoreció y no hubo señales de lluvia. Pasamos la primera parte que es bastante despejada y luego ingresamos finalmente al bosque.

La noche nos alcanzó cuando estábamos aún en el bosque y dado el fuerte viento y la poca visibilidad, decidimos buscar un lugar adecuado para acampar. Llevábamos radios y separamos el grupo para encontrar un lugar plano. Estábamos cerca del final del camino llamado "La carretera". Así que decidimos montar el campamento.

Al siguiente día nos levantamos listos para dirigirnos hacia la cima.
Foto: Will Enríquez.

Foto: Will Enríquez.

Comenzamos a recorrer el resto del camino y el paisaje fue apremiante.

Tuvimos una vista impresionante del Volcán de Agua provisto de un color azul bastante interesante. Al fondo era posible divisar al humeante Volcán de Pacaya.

El cielo estaba bastante despejado y comenzamos a tener grandes expectativas de la vista desde la cima.

Nos detuvimos un par de veces a tomar fotografías y disfrutar de la vista. Luego retomamos el camino para conquistar la cima del volcán.

Foto: Héctor Roldán.

Foto: Héctor Roldán.

Salimos finalmente de la parte boscosa para alcanzar el tramo puramente de arena y rocas.

El volcán tiene dos cimas. Si se toma el camino tradicional de la "Conejera" se llega a la primera cima, se desciende y luego se inicia el ascenso a la cima más alta.

En nuestro caso, salimos directamente desde la ruta de los Cazadores hacia la meseta y comenzamos el ascenso de la cima más alta.

Vaya si es pequeño el mundo pues sin planificarlo, nos encontramos con otro compañero de viajes que participa en xplorandoguatemala.com. Manuel venía con unos amigos precisamente en la meseta cuando nosotros descansábamos en el camino de ascenso.

La fotografía hace posible calcular la distancia que parece poca, pero realmente es difícil divisar a las personas de la meseta. De hecho es tal la distancia que decidimos conquistar la cima y luego encontrarlos en el camino de descenso.
Ascenso al volcán Acatenango
Finalmente luego de rodear uno de los cráteres (esquina inferior derecha), alcanzamos la cima con la mala suerte de que se nubló inmediatamente.

Logramos tomar una fotografía del borde del cráter pero es difícil divisar bien de qué se trata (esquina superior izquierda).

Una densa neblina nos atrapó cuando estábamos en la cruz de la cima. Esperamos a que se despejara y comenzamos nuestro camino de descenso.

Como siempre, valió la pena el viaje. Tuvimos una vista increíble aunque duró unos pocos segundos.

Qué pena que Edgar tuvo que permanecer en el campamento pues comenzó a tener problemas respiratorios, fiebre y dolor de cabeza. Fue hasta una semana después que supimos que fue ahi donde alcanzó la etapa crítica de la hepatitis...

Felicitaciones Edgar, subir con hepatitis tiene su mérito. No cualquiera lo hace.

Roca y más roca...

Foto: Héctor Roldán.

Foto: Héctor Roldán.

El interior de uno de los cráteres es un verdadero espectáculo. Tiene una altura aproximada de 50 metros (?) y es pura roca.

Si no fuera por la altura y la dificultad del ascenso, ya hubiésemos escalado aquí. Pero el equipo es lo suficientemente pesado como para pensar evitarnos la molestia...

Es roca sólida... Al rodear este cráter se encuentra otro cuyas paredes rompen el crugir del viento y proporcionan refugio y silencio. En su interior se encuentra una pequeña cueva con espacio para dos personas. Sin embargo tanta roca es intimidante.

En toda esta parte del volcán es posible encontrar pequeñas fumarolas de azufre que ayudan a calentar las manos.

Retornamos y finalizamos el descenso exitosamente y nos dirigimos a La Antigua Guatemala a recuperar energías.


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