Catarata escondida en Jalapa, El Salto

21 de Julio 2015

Dicen que el que busca encuentra y es 100% cierto. Esta catarata no es visible sino desde los caminos dentro del valle. No es posible verla desde las curvas de la carretera ni desde el puente cercano. Su altura es impresionante y tiene una cueva en su base.

Catarata escondida en Jalapa, El Salto

Foto: Héctor Roldán / Fotosdeguatemala.com.

Cuando nos dieron las instrucciones para llegar al lugar nos sentimos víctimas de una broma pues el puente donde comenzaba nuestra caminata según el mapa, era diminuto, realmente pequeño y no parecía lógico encontrar alguna catarata cerca.

Tampoco podíamos escuchar ningun tipo de sonido que nos indicara por dónde debíamos continuar. Al final nos resignamos a realizar la caminata esperando completar un buen recorrido de trekking no sin antes reirnos de nosotros mismos por pensar el tamaño de la catarata que encontraríamos pues el cauce del río era sumamente pequeño.

Para sorpresa nuestra, conforme nos adentrábamos entre los árboles y bajábamos, comenzamos a encontrar cada vez más tierra suelta y altos niveles de humedad. Luego escuchamos el ruido del agua a nuestra izquierda y decidimos buscar el origen. Cuando alcanzamos un punto donde era visible parte de la catarata, tampoco nos pareció grande y decidimos llegar hasta el fondo.

Tomamos nuestras precauciones pues el terreno invitaba a caer pero la sorpresa valió la pena.

Una vez a pie de la catarata pudimos ver la altura de la misma, que por la quebrada superior, aún nos engañaba. Era más alta de lo que podíamos ver en ése momento y solo pudimos constatar su real dimensión al finalizar nuestro viaje y subir por uno de los caminos lejanos. Dicha vista corresponde a la fotografía de entrada de este artículo.

Pedro y Giancarlo dentro de la cueva. Foto: Héctor Roldán.

Pedro y Giancarlo dentro de la cueva. Foto: Héctor Roldán.

Una vez en la base, pudimos confirmar la existencia de una pequeña cueva a un costado. La entrada era pequeña, un espacio bastante reducido. Decidimos ingresar... El terreno húmedo y lo suelto de la tierra nos hizo dudar un poco pero hicimos el intento. Un amigo decidió ceder caballerosamente el turno debido a su aracnofobia...

Ingresé y luego el resto del equipo, Pedro, Manuel y Giancarlo. Una vez dentro era amplia y en efecto habían arañas de dos tipos.

Curiosamente, en lugar de huir, se acercaron rápidamente hacia nosotros, lo cual nos intimidó un poco porque existen varios tipos de arañas que sí pueden atravezar la piel humana con una picadura, y al no ser expertos en el tema, decidimos desconfiar...

Unas tenían la forma de la letra M aplastada y sus formas eran principalmente triangulares. Las otras eran redondas del tamaño de un cinco con largas patas, suficientemente grandes como para compararse con la palma de mi mano.

Luego continuamos nuestro viaje de trekking a lo largo del río y encontramos dos caminos, nos dividimos y más adelante se completó el grupo de nuevo.

La sorpresa vino cuando salíamos de ahi y pudimos ver a lo lejos el tamaño real de la catarata. Sorprendente. Quedamos entonces de hacer planes para una siguiente visita y practicar canyoning (descenso de cascadas), quizás en esta, quizás en Urlanta.

Y al final confirmamos que la curiosidad es aliada de los viajeros, pues no parecía haber ninguna cascada en los alrededores y si no es por nuestro afán de investigar, hubiésemos perdido la oportunidad de ver un buen espectáculo.

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